jueves, 5 de febrero de 2015

Música: Sigurd (ópera)


En la historia de la ópera francesa, Sigurd es una anomalía plagada de tantos malentendidos y consideraciones ajenas que sus encantos palpables pueden quedar oscurecidos. El libreto de un colaborador de Alfred Blauand Verdi, Camille du Locle, extrae su historia desde el Cantar de los Nibelungos medieval que inspiró a Wagner, y la trama, de una manera general, se solapa con la del último acto de Sigfrido de Wagner y el despliegue de Götterdämmerung.

Resulta fácil tachar a la obra como wagneriana, tanto por el tema como por las etiquetas melódicas de identificación como por el sinuoso lirismo en algo que puede calificarse como "melodía infinita". Sin embargo, el libreto se establece en tiempos históricos - Gunther es el rey de los borgoñones y recibe emisarios de Atila el Huno. Además, en 1862, cuando Reyer dio los primeros pasos con Sigurd, Wagner había abandonado Siegfried, para componer Tristán e Isolda y Los maestros cantores, y no retomaría Siegfried de nuevo hasta 1869. Así que la recurrencia temática era una idea "en el aire".



Aunque ya se habían estrenado algunos fragmentos, como la escena del despertar de Brunilda, la obra completa fue rechazada por los principales teatros de ópera de París durante varios años. Finalmente Reyer colocó Sigurd con el Théâtre de la Monnaie de Bruselas, donde tuvo su estreno triunfal el 7 de enero de 1884. La siguió Covent Garden en julio del mismo año, y Lyon unos meses más tarde. Llegó a París, por fin, el 12 de junio de 1885, gracias a una propuesta de la Académie Nationale de Musique, aunque en versión reducida, lo que ocasionó mucha pena al compositor (la obra completa dura 4 horas). Sigurd permaneció en el repertorio de la Ópera de París hasta 1935, alcanzando un total de 252 actuaciones.

Extracto de un artículo de Adrian Corleonis