domingo, 16 de noviembre de 2008

Outlander


Noruega, año 709. Kainan, un alien de un mundo muy lejano, se estrella en la Tierra trayendo consigo a un predador alienígena llamado el Moorwen. Tras caer preso en un poblado vikingo, Kainan consigue aliarse con ellos para combatir al enemigo común, ya que el moorwen, con apariencia de saurio, está haciendo una auténtica carnicería entre ellos.

La película tiene reminiscencias de Beowulf (o de El guerrero nº13, que se basaba directamente en esa historia), de Sigfrido / Sigurd, el legendario héroe de las leyendas germanas y nórdicas, y hasta de san Jorge, todos ellos matadores de esos dragones con los que tradicionalmente se ha simbolizado el mal.

El ritmo de la narración está bien llevado, la ambientación vikinga es creíble (muy bueno el poblado con la muralla de troncos y el gran salón del rey, con un árbol tras el trono cuyas ramas sobresalen por las ventanas superiores).


El tema de la comprensión idiomática entre un extranjero y los vikingos, un gran problema para hacer creíble la historia, lo resolvieron en El guerrero nº13 con el aprendizaje del árabe pillando palabras sueltas entre cena y cena hasta que finalmente tuvo una comprensión bastante completa de las conversaciones. Aquí eso se resuelve de manera más rápida, con la tecnología alienígena que lleva Kainan en el poco equipaje que es capaz de salvar tras caer su nave en un lago: una máquina le implanta la lengua nórdica, de los muchos idiomas de las galaxias que debe tener en su base de datos. En las películas americanas antiguas no necesitaban justificar nada, simplemente hacían que todos hablasen la misma lengua y problema solucionado.

El rodaje se realizó en Bay of Islands, Newfoundland y Labrador (Canadá), con paisajes muy similares a los fiordos noruegos.


Tráiler internacional de Outlander (Howard McCain - 2008)




Escena final