Parece que finalmente los expertos se han puesto de acuerdo respecto a este mapa que llevaba demasiados años en la cuerda floja de la credibilidad.
Conservado en la universidad de Yale, este mapa dibujado por un franciscano suizo a mediados del siglo XV, tiene la peculiaridad de mostrar una tierra al oeste de Groenlandia, con el nombre de Vinilanda Insula. Esto corroboraba lo que contaban las sagas islandesas: los vikingos habían estado en lo que nosotros llamamos Norteamérica.
Tras cinco años de riguroso estudio de todos los elementos disponibles (pergamino, tinta, tipo de escritura, agujeros de gusano), finalmente se ha fechado el documento a mediados del siglo XV.
Descubierto en el 1957, fue comprado por Paul Mellon para la universidad de Yale. Muchas voces se alzaron contra su autenticidad, negando al mismo tiempo la posibilidad histórica de la llegada de los vikingos a aquella Vinland. La principal prueba en su contra se basaba sobre todo en un componente de la tinta, anatasa, que teóricamente no se usaba antes del siglo XX. Parecía que la partida estaba ganada por parte de la ciencia y dejó de hablarse del famoso mapa. Pero en 1992 se comprobó que otros manuscritos medievales, que se dan por auténticos, también contienen esa sustancia. Entonces se reabrieron las investigaciones, dando finalmente un resultado positivo.