lunes, 15 de noviembre de 2010

El asedio de París, en poesía

Fragmento vikingo de
El nacimiento de París
Fernando Conde Torrens
publicado en Territorio Vikingo con autorización del autor

Limitando el Imperio - que Carlomagno había
conquistado y que luego - de cualquiera sería
estaban los vikingos - y siempre sucedía
que el más bruto los bienes - del otro apetecía.
Cuando el otro fue fuerte – el bruto no podía
echar mano a los bienes - que el otro poseía,
mas con las divisiones – la cosa acabaría
en que no hay quién se oponga – al bruto que venía
y treinta años más tarde - París invadiría.
En el cuarenta y cinco – gran hueste ascendería
el Sena y a París – al poco llegaría.

Vista panorámica de París en 885

Sitiaron la ciudad – por dos meses y un día
y el Conde de París – que París defendía
viendo que buen futuro – su ciudad no tenía,
pidió imperial ayuda, - que el Imperio regía
el rey Carlos el Calvo, - mas Carlos no podía
prestar ayuda a nadie, – sólo se sostenía.
Llegó con poca hueste – y al cabo concedía
siete mil libras de oro, – que tanto le pedía
el vikingo que quiere – seguir su correría
robando al sur del Sena – cuanto le apetecía.
Pasaron doce años – y nueva correría,
destruyeron el puente - que ambos lados unía
y cinco años más tarde – lo mismo pasaría;
regresan de mal genio, - porque botín no había,
se lo habían llevado – en su anterior orgía.
Harto de tanto daño – Carlos reforzaría
los puentes y murallas - también levantaría
una torre muy alta – que el puente defendía,
de forma que el vikingo – dificultad tendría
el día que volviera – en nueva travesía.
El año ochenta y cinco – por el Sena subía
gran riada de naves, – de modo que cubría
dos leguas con sus barcos. – Todo el mundo temía.
Que pasaran lo barcos - el puente lo impedía,
así que los vikingos – piden se desharía
un puente para que ellos – sigan de cacería.
En tal caso a París – bien se respetaría.
Ante la negativa – sitio se montaría.
Sitian París dos meses. – Mas la moral que había
en París es muy buena, – porque París tenía
murallas y una torre – que el Gran Puente batía
y además el obispo – Goslin traído había
las reliquias de santos, – que antaño él escondía,
que en manos de vikingos – tal cosa no podía
caer. Sitian la torre – que el puente defendía
mas no logran tomarla, - la torre resistía
siempre a los atacantes. – Eso prolongaría
el sitio trece meses – y París resistía.

El Puente de Carlos el Calvo y la Torre de Madera de la orilla derecha, en 885-886

Tras tan largo intervalo – del sur aparecía
otro Carlos, el Gordo, - que su padre moría
estando los vikingos - en plena romería.
Acampado en Montmartre – Carlos no decidía
atacar los normandos, - la gente que venía
del norte, o los vikingos – que también se decía.
Se pagó fuerte suma, - mitad de la cuantía
que el vikingo pidiera; – lo mismo se daría
doce mese más tarde. – Como el puente seguía
impidiendo su paso – y ahora no se podía
tirarlo, echan a tierra – cuanto el barco tenía,
tomando a pulso el barco – por tierra pasaría
primero el barco entero - y cuanto contenía
y siguieron su marcha - que ya tarde se hacía
y seguir asolando - cuanto que apetecía,
porque el rey carolingio – es claro no tenía
las buenas cualidades - que el rey inglés tenía:

Navío de la flota vikinga (Siglo IX)

El rey Alfredo el Grande – al danés se oponía
y el danés finalmente – a un pacto llegaría
de no atacar las islas, - a por la Galia iría.
Mientras esto pasaba – y París resistía
Rollon, jefe vikingo – también, se establecía
en Rouen, que tomaba, - y donde residía,
amén que devastaba – todo lo que podía
en las tierras que estaban – al sur, al mediodía.
Así, Carlos el Gordo – tres años duraría -
tuvo el grueso problema - de que el danés quería
asentarse en la tierra – de su soberanía.
Como para enfrentarse - no tenía energía
decidió bautizarlo - y entonces le daría
región de acceso fácil, – le dio la Normandía
y le brindó Bretaña, – donde también podía
rapiñar a su antojo – cuanto el ojo veía.
Vete a saber tal tierra - como se llamaría
antes que a los normandos - se dio tal regalía,
mas si uno la visita – verá con simpatía
las casas son distintas, - se capta al primer día;
es porque son del Norte - y allá se construía
las casas de otra forma, – que en algo difería
a como el franco galo - construye su masía.
Con un rey que a sus siervos – a los bárbaros fía
la raza carolingia - más desprestigiaría
el rey Carlos el Gordo, – que sólo duraría
lo que tardan los nobles - en ir a una abadía
y en Tribur se juntaron - y allá le dieron vía.

(Ilustraciones de  Histoire de France Illustrée. Tomo I, des origines a 1.610. Paris, Librairie Larousse, hacia 1.912)