El 29 de octubre de 1960, la revista británica Lion hacía debutar una nueva serie fantástico-épica ambientada en la época de los vikingos. Se llamó “Karl, the Viking” y había sido ideada por Henry Kenneth Blumer. El propio Blumer se ocuparía de los guiones, los cuales serían bellamente ilustrados por un joven prometedor llamado Don Lawrence.
El preciosismo del arte de este último encandiló rápidamente a los lectores, que reclamaron más, y esta primera historia, llamada “The Sword of Eingar”, concluida el 11 de febrero de 1961, tuvo inmediata continuación, prolongándose durante once episodios más (el último se acabó de publicar el 26 de septiembre de 1964), más un “annual”. La serie tuvo un gran éxito, gracias a los interesantes argumentos de Blumer y del posteriormente famoso Michael Moorcock, pero sobre todo, a los dibujos de Don Lawrence, que eran superiores en calidad a lo que era habitual en esa época. Lawrence demostró su dominio de la figura humana, y no sólo dibujando de forma tradicional. Sus últimos episodios incluyeron tramas de grises, y el “annual” o “almanaque” para 1965, fue realizado en color directo. El resultado fue tan sorprendente, que le valió al artista la oferta de iniciar la serie que le daría más fama: “El Imperio Trigano”, seguida más tarde por “Storm”, por las cuales sería más conocido.
“Karl the Viking” sería reeditado varias veces, también bajo otros nombres (como “Erik the Viking”) y por otras publicaciones. Como otras series de Lion, fue vendida a numerosos países, entre ellos España. La editorial Maga la puso en el mercado en 1963, cuando aún estaba siendo publicada en su país de origen. Para la ocasión, el material tuvo que ser remontado por completo, dado que en Gran Bretaña se editaba en una revista de formato vertical, y en España aparecería en formato de cuadernillo apaisado. Eso supuso fragmentar las historias según el reducido número de páginas disponibles (10 para la historieta, más la portada y la contraportada), y adaptar las viñetas, de variados tamaños en el original. En muchos casos, ello supuso añadidos, recortes y otras manipulaciones. Además, tuvieron que encargarse portadas para los 62 números de la colección, la cual quedó englobada en la “serie Príncipe de Rodas”. El cambio más grande, sin embargo, lo encontraremos en el nombre del personaje, que daba también título a la colección: Kas-Thor.
Maga adaptó consecutivamente la primera decena de historias inglesas. Los cuadernillos aparecieron con cadencia semanal, al precio de 2 pesetas y un tamaño de 15 por 21 cm. Concluyeron, como se ha dicho, en el número 62, con un anuncio en la contraportada que remitía al lector al número 17 de la Revista Flecha Roja. En él, como complemento, se incluía el inicio de la aventura número 11 de “Karl the Viking”, la cual sería serializada a lo largo de los siguientes números, hasta el 23. A destacar que esta revista tenía ya un formato vertical y que las páginas de Kas-Thor no tuvieron que ser manipuladas de la misma manera que en el cuadernillo. A lo largo de los 7 números de Revista Flecha Roja se publicaron, a razón de cuatro por ejemplar, las 28 páginas de la aventura. Con Lawrence ya aplicando grises en esta historia, el formato permitió apreciar mejor la idea original con la que fue ideada.
Maga no publicó la última aventura de Karl, el Vikingo, que apareció en Gran Bretaña entre el 13 de junio y el 26 de septiembre de 1964, quizá porque aún no estaba disponible para el mercado internacional. Tampoco lo hizo con el material del Annual, en color directo.
El argumento de Kas-Thor se mueve entre la fantasía y la “espada”. Es por supuesto un vikingo valiente, dispuesto a enfrentarse con cualquiera; en realidad, es hijo de sajones que fue raptado en su infancia durante una incursión, y criado por el jefe del clan, Eingar, pero siempre se consideró vikingo. Los autores se inspiraron en la película protagonizada por Kirk Douglas, pero rápidamente lo llevaron a experimentar aventuras en América, a encontrarse con ciudades perdidas, grandes tesoros, remolinos marinos, monstruos, brujas y todo tipo de tiranos. Si el lector no se siente del todo atrapado por la historia, acabará siéndolo seguramente por el dibujo de Don Lawrence, detallista y magnífico.
Aunque su publicación en España fue aparentemente incompleta, Kas-Thor, alias Karl el Vikingo, se convirtió en una de las series más interesantes de principios de los años 60, que el lector ávido de aventura épica no podía dejar escapar.