lunes, 22 de noviembre de 2010

La batalla de Maldon (991)



Podcast de El Vuelo de Antares

El poema de 325 versos La Batalla de Maldon (Battle of Maldon) o, simplemente, Maldon constituye, junto a la Batalla de Brunanburh y la Batalla de Finnsburh, el trío sobre batallas en las que se canta a los guerreros, la lucha y la gloria en la batalla, representando en este sentido el reflejo más directo de esta ideología sobre el heroísmo guerrero propia de los pueblos germánicos. 

Maldon celebra el enfrentamiento en el que cayeron el eorl Býrhtnod de Essex y sus hombres frente a una partida de vikingos daneses en 991. Debió escribirse poco después de la batalla. Se considera que es uno de los mejores, pero faltan tanto el principio como el final y el único manuscrito en el que se conservaba resultó destruido por el fuego en 1731. Al final del poema hay un discurso muy conocido:
El pensamiento debe ser lo más enérgico, el corazón lo más animoso, el coraje mayor, conforme más desfallecen nuestras fuerzas. Aquí yace nuestro líder, el valiente caudillo sobre el polvo; puede que lo lamente siempre aquel que hoy flaquee y abandone la lucha. Soy viejo, yo no me marcharé, aquí pienso dar la vida permaneciendo junto a mi señor, junto a mi amado señor. --(Batalla de Maldon)
(wikipedia)
 

LA BALADA DE MALDON / Jorge Luis Borges

Una lápida del norte de Inglaterra representa, con torpe ejecución, un grupo de guerreros
nortumbrios. Uno blande una espada rota; todos han arrojado sus escudos; su señor ha
muerto en la derrota y ellos avanzan para hacerse matar, porque el honor les obliga a
acompañarlo. La balada de Maldon guarda memoria de un episodio análogo. Se trata de
un fragmento; los invasores noruegos piden tributo a los sajones; el jefe sajón, que
comanda unas improvisadas milicias, responde que lo pagarán con sus viejas espadas. Un
río separa a las dos huestes; el jefe de los sajones permite que lo atraviesen los vikings,
«los hombres de las naves a la tierra, en alto los escudos». El duro combate se entabla;
los «lobos de la matanza», los vikings, apremian a los sajones; el capitán sajón, herido de
muerte, agradece a Dios con su último aliento todas las dichas que ha tenido en el
mundo. Lo matan y uno de sus hombres, que es un anciano, dice: «Cuanto menor sea
nuestra fuerza, más animoso debe ser nuestro corazón. Aquí yace nuestro señor, hecho
pedazos, el que más valía, en el polvo. Quien quiera retirarse de este juego, se lamentará
para siempre. Mis años ya son muchos y me quedaré a descansar; junto a mi señor, a
quien quiero tanto.» Uno de los sajones, Godric, ha huido cobardemente, en el caballo de
su señor. El fragmento concluye con la mención de la muerte de otro Godric, «ese no era
el Godric que huyó».

La balada de Maldon, como las venideras sagas escandinavas, abunda en pormenores
circunstanciales, sin duda históricos. En el principio se habla de un joven, que ha salido a
cazar; al oír el llamado del jefe, «dejó que de su mano el querido halcón volara al bosque
y entró en la batalla». Dada la dureza épica del poema, la frase «el querido halcón» nos
conmueve singularmente.

El carácter homérico de la balada ha sido justamente alabado. Legouis la compara con la
Canción de Rolando, pero hace notar que Maldon tiene la desnuda severidad de la
historia, y Rolando el prestigio de la leyenda. En el cantar sajón no hay arcángeles, pero
también florece el coraje en medio de la derrota.

Fragmento del documental Viking Wars con el recitado de partes del poema sobre la batalla de Maldon en inglés antiguo.

The Battle of Maldon in old english
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